En un bosque de la china el giro comercial entre dos imperios. sin temor a nuevos mercados
Colombia da un giro histórico al firmar acuerdos estratégicos con la República Popular China, marcando el inicio de una nueva era económica, comercial y geopolítica. Desde la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda hasta la posible construcción de infraestructura, compra de trenes, aviones y exportaciones masivas de café y quinua. Este acuerdo desafía viejos miedos y consolida una visión moderna del desarrollo. El profesor Óscar González Arana analiza con precisión cómo el país rompe su dependencia tradicional y se lanza con audacia al mercado más grande del planeta. Un ensayo claro sobre poder, negocios, ideología y el despertar de un nuevo rumbo nacional.

El hecho comercial más importante en la historia mercantil del país es la firma del Plan de Cooperación suscrito entre Colombia y China, que abre la puerta para un salto estratégico en la economía nacional, que nos pone de cara a las dinámicas más promisorias en el concierto económico internacional.
El miércoles 14 de mayo, pasará a la historia como el día en que se dio inicio al más vigoroso negocio entre el empresariado colombiano y el mercado más grande del mundo. Los Presidentes Xi Jinping y Gustavo Petro firmaron varios acuerdos estratégicos que dan inicio a una novedosa dinámica que impulsará el desarrollo económico y geopolítico de Colombia.
Entre los nuevos convenios se destaca la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, el ambicioso proyecto global de infraestructura y comercio impulsado por China. Este acuerdo, de carácter no vinculante, contempla financiamiento en condiciones concesionadas y cooperación no reembolsable.
El Presidente Xi Jinping expresó su disposición para importar (más) productos colombianos de alta calidad y apoyar la inversión de empresas chinas en Colombia, especialmente en proyectos de infraestructura.
Colombia solicitó la vinculación al Nuevo Banco de Desarrollo, una institución financiera establecida por los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El país se comprometió a adquirir acciones por valor de US$512 millones de dólares, con la esperanza de obtener financiamiento para proyectos de infraestructura, entre otros, un canal o ferrocarril de 120 kilómetros que conecte las costas Atlántica y Pacífica.
De igual manera se firmaron una docena de instrumentos de cooperación bilateral, dentro de los cuales se destacan los Protocolos Sanitarios para facilitar la exportación de carne bovina y quinua colombiana; el fomento de la inversión china en la industria colombiana, con prioridad en el transporte ferroviario; el apoyo a un plan de desarrollo agrícola a cinco años en el marco de la reforma agraria integral; las iniciativas para la descarbonización de la economía, la protección de bosques y aguas, la transición hacia energías limpias y la cooperación en áreas educativas y culturales.
Estos acuerdos han sido calificados por el Gobierno colombiano como un "paso histórico" que podría definir el rumbo del país en el siglo XXI. Sin embargo, también han generado críticas y preocupaciones sobre posibles repercusiones en la relación con Estados Unidos y el impacto en la industria local.
Llama la atención que gobiernos anteriores, como el de Uribe y Duque, habían intentado definir la formalización de las relaciones con el gigante asiático, pero se frenaron por su insuperable temor reverencial y dependencia absoluta con la administración de la Casa Blanca. Los gremios económicos han salido a manifestar su desacuerdo y su pánico por las represalias de la administración Trump. Están en las mismas de siempre, cuando ellos lo hacen, todo es maravilloso, pero cuando eso mismo lo hace el Presidente Petro, todo está mal.
Es tal la ideologización de los gremios económicos y de algunos técnicos, que prefieren renunciar a lucrativos negocios con tal de satisfacer su pasión política. Sin duda, los hechos económicos terminarán imponiéndose y la mayoría de los empresarios, con sentido común, ya están organizando sus planes de negocio para entrar en el mercado humano más grande del mundo. Se conoce que hoy en el Consulado de China, se están presentando diariamente 300 solicitudes de visas de empresarios colombianos que quieren ir en búsqueda de nuevos negocios.
Una de las razones para la reactivación económica en curso,1 es la nueva confianza inversionista generada por una parte del empresariado colombiano, que ya no tiene en cuenta la polarización política. En el mundo mercantil la pasión política es tóxica y en términos de Piketty, “lo que hay que destacar es que estas relaciones de fuerza no son solamente materiales: son también, y sobre todo, intelectuales e ideológicas”.2
Las reacciones y anuncios desde Estados Unidos con amenazas y represalias fueron inmediatas. Nada logrará arredrar al Presidente y los convenios con China van a desarrollarse. No estamos hablando de temas menores. China es hoy el mercado más grande del mundo.
Por Producto Interno Bruto, Paridad de Poder Adquisitivo -PIB PPA-3 China ocupa el primer lugar con 37,07 billones de dólares, seguida por Estados Unidos con 29,17 billones de dólares. Por capitalización bursátil, de los diez mercados más grandes del mundo, China dispone de tres: Bolsa de Shanghái (SSE), Bolsa de Shenzhen (SZSE), Bolsa de Hong Kong (HKEX). Son 1.300 millones de consumidores con una capacidad de compra cada vez mayor.
La Universidad Externado de Colombia, es la que más ha avanzado en el estudio de nuestras relaciones con China.4 En lugar de adoptar el papel de la mula atravesada que nos proponen los gremios económicos, debemos prepararnos para sacar el mayor provecho de esta oportunidad y poner a la academia en la pedagogía y análisis de este tema. Por ejemplo, la industria cafetera tiene un maravilloso reto para abrirle mercado al café como producto procesado y dejar de vender solo el grano, pasar del commodity al producto terminado. En China una taza de café de mala calidad vale US$4 y la demanda no deja de crecer. El consumo de flores en China está muy arraigado en su cultura y crecen el consumo y las importaciones. El reto es producir y producir para atender una demanda inmensamente grande.
Tendremos una buena oportunidad para investigaciones sobre la mejor utilización del cacao, la almendra y sus hojas, el maíz criollo, los biocombustibles y el aprovechamiento de nuestra inmensa biodiversidad. La promoción de la infraestructura férrea, como la desarrollada en China, la mejor del mundo, y pionera en trenes de alta velocidad, podría permitirnos viajar de Bogotá a la Costa en tan solo tres horas.
Ahora bien, los negocios siempre presentan obstáculos y por ello no se renuncia nunca a los buenos negocios. Estados Unidos anunció que se opondrá enérgicamente a la financiación de proyectos y próximos desembolsos por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este anuncio produjo temor en quienes ponen una visa por encima de los valores y principios. La Cámara de Comercio Colombo-Americana, los gremios y los opositores de siempre, han puesto el grito en el cielo reclamando que no se deben provocar las represalias de Trump frente al país. Los hechos ya están consumados y se ha arriesgado un huevo para obtener un pollo. Así es el mundo de los negocios en nuestra era.
El Presidente Petro declaró que: "Me parece correcto que la banca financiada por EEUU, no financie proyectos de lo que considera su competencia. Mi gobierno respetará ese principio". Asimismo, reiteró que el país mantendrá condiciones abiertas, claras y competitivas para quienes estén interesados, siempre y cuando se cumpla con los principios de transparencia y respeto a la libre competencia. "El gobierno de los EE.UU. debe esmerarse en que las empresas estadounidenses liciten en los proyectos que el gobierno nacional va a abrir. Mi deber es garantizar transparencia".
Es decir, en las relaciones comerciales, el único criterio de Colombia será el interés nacional. Se hacen negocios de conformidad con los cálculos mercantiles propios del mundo comercial. Invitamos a los interesados a competir y vamos a ir definiendo de conformidad con las realidades, siempre orientados por la generación de mayor valor para el país. Tenemos el reto de enseñar capitalismo progresista a un empresariado anquilosado con mentalidad de Tibet, que privilegia la política por encima de los negocios. El concepto será comprar a quien venda a menor precio y mayor calidad, y vender a quienes nos compren con mejores precios y continuidad de suministro. Realmente es muy claro.
Hay temas sumamente sensibles. Por ejemplo, se recibió una propuesta directa del Gobierno Chino para adquirir el avión de combate J-10CE, modelo de última generación desarrollado por Chengdu Aircraft Corporation. La oferta incluye hasta 24 aeronaves para la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), armamento aire-aire, financiamiento flexible y plazos de pago extendidos.5 La oferta no incluye restricciones de repuestos ni de uso.
Igualmente el tema de los elementos minerales de las denominadas tierras raras, en donde Colombia también tiene intereses. Por ejemplo el Galio, Germanio, Antimonio, Disporsio, Gadolinio, Lutecio, Samario, Escanio, Terbio, Itrio, Tulio y Silicio. Todos son elementos indispensables en el desarrollo tecnológico. En Colombia también hay yacimientos de Coltan (Columbita-Tantalita), aún inexplorados y hoy en manos de bandidos.
Llevamos dos siglos de relaciones económicas dependientes de una misma metrópoli y ello ha generado una cultura de ausencia de negociación y competencia, en la negación absoluta de un libre comercio. Por ello se entienden algunas prevenciones, pero debemos mantener la convicción de que la competencia y la cooperación son la esencia de nuestro desarrollo.
Estamos en medio de una confrontación entre los dos colosos del mundo. Si actuamos con habilidad podemos tener la oportunidad de obtener provecho. A Estados Unidos ya lo conocemos a fondo. Y China hoy tiene un gran interés y ambición de expandir su influencia.
Lo firmado no impone obligaciones jurídicas ni compromisos vinculantes a los países. Es un marco de cooperación flexible que facilita la participación en proyectos conjuntos, especialmente de infraestructura, bajo los términos que cada país acuerde de manera soberana.
Colombia es el último país en América Latina en sumarse a la alianza con China. En la región, China ya es el principal socio comercial de Brasil, Perú y Chile y ha desplegado importantes inversiones en el marco del programa de la Franja y la Ruta, al que se sumaron dos tercios de los países latinoamericanos.
El intercambio comercial entre China y la región superó el año pasado los US$500.000 millones de dólares por primera vez, "40 veces más que al principio del siglo", según el Presidente Xi Jinping, quien anunció un fondo de US$9.200 millones de dólares en créditos para el desarrollo.
Mucho le serviría al bloque conservador en oposición, leer las declaraciones del Presidente Trump, con ocasión del nuevo acercamiento a su archienemigo Persa, el régimen de Irán: “Nosotros no tenemos enemigos permanentes”.6 Las enseñanzas de la realpolitik, primero los intereses nacionales, luego lo demás.
NB. Celebrando estos buenos negocios, mis nietos van cantando: “En un bosque de la China, la oposición se perdió, y como yo no andaba perdido no nos encontramos los dos.”
- Ver. RTVC. https://x.com/agendaprogresis/status/1923531760622563808
- Thomas Piketty. El Capital en el siglo XXI.París.2013.
- El PIB PPA (Paridad del Poder Adquisitivo) es una medida que compara el poder adquisitivo de las monedas, lo que permite comparar el nivel de vida y la riqueza real de los países.
- Ver en Youtube. Seminario Estrategia Colombia-China.https://youtu.be/ontZ-egYrOc?si=ln3plRtuQXB4bAYp
- La República. https://larepublica.pe/mundo/2025/05/16/china-ofrece-a-colombia-cazas-j10ce-en-plena-disputa-con-estados-unidos-por-influencia-en-la-region-lrchn-1516848
- Sobre la realpolitikhttps://oscargonzalezarana.com/posts/2025/ene-10.html