Nadie puede derrotar al Estado, ni con plata ni con plomo. Unidad Nacional para triunfar contra el terrorismo
Este artículo denuncia la conspiración del narco-terrorismo que, tras asesinatos políticos y atentados, desafía abiertamente al Estado colombiano con “Plata y Plomo”. Mediante el asesinato del senador Uribe y las amenazas contra el presidente Petro, se demuestra que solo la unión del gobierno, la oposición y todo el pueblo colombiano, se puede someter a estos criminales. Frente a la compleja red de la “Nueva Junta del Narcotráfico”, la creación de un frente único de la sociedad civil, aparece como la vía para garantizar la democracia y derrotar al terrorismo.

La impunidad que caracterizó los magnicidios de los candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y Luis Carlos Galán, se explica porque el Estado colombiano y algunos agentes públicos, de una u otra forma, estuvieron comprometidos en estos crímenes. La prontitud en los resultados de las investigaciones sobre el asesinato del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe, se origina en el poder que tienen el Estado y sus instituciones para perseguir a los criminales y en el caso particular en la firme decisión que tienen las autoridades de encontrar la verdad a cualquier precio.
Ningún ser humano está en condiciones de derrotar y someter al Estado. Se podría pensar que la excepción sería el caso de un golpe de Estado, coup d'État, putsch o derrocamiento. Este evento es la toma y destitución del gobierno y los poderes de un Estado, una toma ilegal del poder por parte de una facción política, un partido político, una secta, un grupo rebelde o militar. Pero en el evento de una vía de hecho, el triunfador inmediatamente se transforma en el nuevo Estado y volvemos a ratificar el tema: nadie le gana al Estado.
Este axioma significa que el Estado colombiano sí tiene la capacidad y la disposición de encontrar a los asesinos del joven senador Uribe, y descubrir toda la verdad. Los criminales necesariamente lo sabían. Eran conscientes que los iban a descubrir y se conocería toda la verdad. Pero ese riesgo no les importa. El plan criminal es un reto al Estado y al Gobierno, y quien reta no se arredra al quedar al descubierto.
Esta hipótesis la expuse desde el mismo día del atentado. Así el listado de posibles autores se reducía a uno solo: el narco-terrorismo. Nuevamente ese demonio abre sus fauces para retar al Estado y a los colombianos, poniendo en marcha un siniestro plan terrorista de desestabilización de la nación. Son los autores del criminal atentado contra la vida del senador Miguel Uribe que condenamos firmemente. Responsables de una serie de atentados terroristas en el occidente del país, enviando un claro mensaje de reto: Aquí estamos, nos hacemos sentir y no tenemos ni miedo, ni límites.
El Presidente Petro ha denunciado en reiteradas oportunidades un plan para matarlo, supuestamente ordenado desde Dubai por la denominada Nueva Junta Directiva del Narcotráfico, una poderosa fuerza multinacional. El mandatario ha dicho que en el año 2022, según información que recibió de la Embajada de Estados Unidos, francotiradores atentarían contra su vida desde un apartamento en la carrera 7ª con calle 19 en Bogotá. La embajada nunca desmintió esta información.
De igual manera el Presidente dijo que también obtuvo información del atentado contra su integridad. “…Ellos pensaron en Iván Mordisco para dispararme el 20 de julio. Nosotros cambiamos la ruta. Pero, ¿por qué la Dipol me entregó una versión completamente diferente de los hechos a la que me entregó el embajador de Estados Unidos? ¿Por qué lo volvieron todo un tema de microtráfico? Acusaron a un muchacho, dijeron que sólo había cinco kilos de pólvora negra con la que no se podía matar al presidente, y cero francotiradores, cuando la versión de la CIA es que eran francotiradores profesionales”, cuestionó el señor Presidente. Las FFAA no lo desmintieron.
Igualmente denunció que se encontraron armas antitanque y volquetas llenas de explosivos para usarlas en un trecho que siempre frecuenta. El ejército encontró un misil en Cali cerca de las instalaciones de la COP 16, y fueron capturados unos guerrilleros del grupo del terrorista Iván Mordisco.
Es muy claro que el negocio internacional del narcotráfico ha venido siendo duramente perseguido y golpeado por el actual gobierno. Los narco-terroristas envían el mensaje claro que no están dispuestos a tolerar los frecuentes golpes asestados. Ya no pueden continuar manteniendo el mismo nivel de control sobre el Estado, instituciones y funcionarios. Crecen los decomisos, la destrucción de laboratorios, el control de puertos, muchos funcionarios y agentes cómplices fueron removidos, se limitan los precursores, crecen las incautaciones, se multiplicaron las extradiciones y se persigue a sus socios narco-guerrilleros.
Ahora bien, para el emporio del narcotráfico es muy probable que esta política de combatirlos sin cuartel, sería continuada en el próximo gobierno progresista. Esta opción es absolutamente intolerable para ellos que prefieren volver al régimen de tolerancia y complicidad del pasado, para lo cual están dispuestos al magnicidio si es necesario, y naturalmente a numerosas acciones terroristas, contratando y pagando mucho dinero a bandas de delincuentes comunes y a sus socios bandoleros disfrazados de guerrilleros.
Faltando pocos meses para tener un nuevo gobierno, la “Nueva Junta Directiva”, optó por cambiar el método para obtener el mismo resultado. Necesitan un gobierno y un presidente que les vuelva a abrir las puertas hoy cerradas. Buscan culpar al Presidente Petro y a su gobierno de ser el causante de la inseguridad y así garantizar su derrota electoral.
Después de la caída de los grandes carteles de la droga, tomó relevancia el último cartel sobreviviente de esta época. el “Cartel de Bogotá”. también conocido como la “Junta Directiva de Bogotá”. Esta organización funcionaba desde finales de la década de los 60 en Bogotá, Cundinamarca, Boyacá y los Llanos Orientales, muy vinculada al negocio de las esmeraldas. En su desarrollo no ha tenido las características de una organización piramidal y jerárquica, como los carteles tradicionales. Ha funcionado como una red de actores en la que cada uno tiene un rol específico y se articula con los demás con flexibilidad, coordinándose con sectores específicos, utilizando espacios legales e ilegales, a nivel nacional e internacional. Así surge la que hoy se conoce como la “Nueva Junta del Narcotráfico” -NJN-.
Las autoridades y el diario El Tiempo han revelado que la NJN tendrían una participación en sectores mineros y agropecuarios, prestamistas, la industria del fútbol, transporte, empresas de seguridad, entre otros. Estos sectores serían utilizados para dar apariencia de legalidad a recursos provenientes de actividades de narcotráfico. Asimismo, la "NJN" se coordina con actores de delincuencia organizada transnacional para desarrollar actividades ilícitas desde Colombia hacia Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, España, Emiratos Árabes, Turquía y Australia.
El Presidente Petro ha acusado a la NJN como responsable de los intentos de atentados en su contra y como los determinadores del asesinato del senador Uribe, habiendo para ello contratado a grupos de delincuencia común.
Paralelamente, la Fiscalía ha imputado a siete personas como autores materiales del asesinato del senador Miguel Uribe Turbay. Ya están presos. El más reciente acusado es Harold Barragán Ovalle, un hombre al que señala de haber actuado como el jefe directo del sicario que disparó y lo ha imputado por los delitos de concierto para delinquir, homicidio agravado, porte de armas de fuego y uso de menores de edad para la comisión de delitos. Según la Fiscalía, Barragán hacía parte desde 2023 de la banda criminal “Plata y Plomo” que coordinó la logística y ejecución del atentado y que se dedicaba a la fabricación y distribución de drogas, la obtención de armas y la planificación de sicariatos, para los que buscaban menores de edad.
Lo dramático es que, hasta cierto punto, el terrorismo ha ido logrando su objetivo. Importantes sectores del país se han desorientado y ha primado el sectarismo político y la ausencia de valores democráticos. La clase política tradicional, las oposiciones y los medios, no han superado la prueba y prefieren darle la espalda a esta realidad.
Nadie seriamente puede pensar que el gobierno progresista es el responsable del criminal atentado contra el senador Uribe. Pero la pasión enceguece el juicio y el dedo acusador de la oposición se ha dirigido contra el mandatario. Felices los bandidos. Pero el Estado siempre gana y, como era de esperarse, ya se va conociendo la verdad.
Se ha considerado que la polarización es el caldo de cultivo de la violencia política. Bajar el tono de las declaraciones y de la pugnacidad. Como si la competencia democrática fuese la causa de la violencia política, o como si el tono de la voz les importase a los bandidos.
La violencia terrorista de hoy no proviene del país político ni del país nacional, proviene de la delincuencia organizada. Se impone la creación de una poderosa fuerza de unidad nacional. Un frente único con la participación de todos, sin distingo alguno, gobierno y oposición, empresas y sindicatos, jóvenes y estudiantes, campesinos e indígenas, ellas y ellos, la nación entera. Podemos vencer y someter al narco-terrorismo, rodeando nuestras instituciones democráticas y al gobierno nacional. Los bandidos nos quieren bien divididos y peleando entre nosotros.
El terrorismo seguirá arreciendo y debemos enfrentarlo con el arma de la Unidad Nacional y la fuerza legítima del Estado y sus instituciones. Contra los delincuentes, más y mejor democracia.